Nacer

Bienvenidos a Resiliando

Siempre hay una razón para venir a este mundo. A veces su origen es dulce y amoroso. A veces es brutal y doloroso. Si tú, que nos estás leyendo, has tenido la ocasión de presenciar un parto (aunque sea en un documental), no podrás negarnos que es perturbador y maravilloso a partes iguales.

Nacer duele, agota y crea vida. Una nueva.

Necesita de varios sujetos activos (uno principal y doliente en gran parte del proceso) y otro pasivo que va a necesitar de ciertos cuidados para llegar a ser lo que está llamado a ser.

Así comienza la historia de Resiliando.

Su origen podríamos decir que es una buena disolución de dolor y amor. Es deseado, pero también ha supuesto desierto, reflexión, sorpresa y una piel que ha habido que dejar atrás. Con dolor activo para ser parido y con apoyo de amigos y colaboradores a modo de matronas, ginecólogas y auxiliares que han facilitado esta hora feliz.

Sólo podemos dar las gracias a todas las personas que nos habéis acompañado, ahora que Resiliando ya es.    

Durante esta gestación, como buenos padres primerizos, hemos leído y estudiado mucho sobre qué es esto de dar y acompañar la vida de las personas y organizaciones de forma sostenible y regenerativa. Y nos hemos quedado para comenzar, a modo de mantra, con estos versos de la maravillosa poetisa murciana Magdalena Sánchez Blesa.

Ahora que está tan de moda hablar de propósito y valores, no encontramos mejor definición para nuestro proyecto que sus palabras (anímate a escucharlo a través de su voz en el link que os dejamos en el título del poema).

Si crees que tu organización necesita transformación, ¡no dudes en contactar con nosotros!

Instrucciones a mis hijos

Jamás un conato de daros la vuelta
Jamás una huida, por muchos que sean
Jamás ningún miedo, y si acaso os diera,
Jamás os lo noten, que no se den cuenta
Jamás un “me rindo”, si no tenéis fuerzas

Aunque fuese a gatas, llegad a la meta
Que nadie os acuse… ¡miradme a la cara!
Que nadie os acuse de dejar a medias un sueño imposible…
(Si es que los hubiera)
Yo no los conozco,
Y mira que llevo yo sueños a cuestas

Jamás, y os lo digo como una sentencia, ¡miradme a la cara!
Jamás en la vida paséis por el lado de cualquier persona sin una sonrisa
No hay nadie en el mundo que no la merezca
Hacedle la vida más fácil, ¡miradme!
A cada ser vivo que habite la tierra

Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra
Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre
Y no preguntarnos qué sueño le inquieta
Qué historia le empuja,
Qué pena lo envuelve,
Qué miedo le para,
Qué madre lo tuvo,
Qué abrazo le falta,
Qué rabia le ronda,
Qué envidia lo apresa…

… Jamás, y lo digo faltándome fuerzas, si el mundo se para,

Os quedéis sentados viendo la manera de que otro lo empuje.

Remangaos el alma, sed palanca y rueda,

Tirad de la vida vuestra y de quien sea,

Que os falte camino,

Perded la pelea contra los enanos
No sed los primeros,
Que os ganen los hombres que no tienen piernas
No sabedlo todo,
Dejad que contesten los que menos sepan
Las manos bien grandes,
Las puertas abiertas,
Anchos los abrazos, fuera las fronteras
Hablad un idioma claro, que se entienda

Si estrecháis la mano, hacedlo con fuerza
Mirando a los ojos,
Dejando una huella
Prestad vuestra vida,
Regaladla entera
Que a nadie le falte ni una gota de ella

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