El ser humano siempre ha dibujado. Y no nos referimos sólo a esa etapa preescolar idílica (o angustiosa según la experiencia de cada uno) en la que papel, ceras (o pinturas de madera) y tú eráis uno y llenabais largos ratos de verano. ¡Quién no ha tenido la experiencia de un padre/madre quien, tras una sarta de quejas por aburrimiento del hijo, espetaba eso de, «si te aburres, pues dibuja»!
el pensamiento Visual O Visual thinking como facilitador del cambio
El dibujo tiene su origen en la prehistoria siendo la primera representación real de objetos, ideas y sucesos. Los primeros dibujos hallados en cuevas primitivas de Francia y España y datan de 30.000 a 10.000 años antes de Cristo. Si ya nuestros ancestros dibujaban sin acudir a sesudos cursos de técnicas de representación gráfica, entenderás querido lector, que no hace falta ser ni Miguel Ángel, ni Frida Kahlo para usar esta capacidad humana que TODOS llevamos inserta.
Te proponemos un ejercicio: piensa en una sandía. Seguro que no te ha venido a la mente un conjunto de palabras tales como «Planta herbácea anual, de la familia de las cucurbitáceas, con tallo velloso, … etc«. En tu cabeza, estamos convencidos de que ha aparecido una imagen. La imagen de una jugosa fruta verde y roja con pepitas negras. Esta es la fuerza del pensamiento visual. Conecta ideas y emociones al instante rompiendo las barreras del idioma. Los equipos de trabajo que lo saben y lo utilizan, tienen un tesoro para cimentar su labor dentro de la empresa o la organización.
Definiendo el Visual thinking
El Lenguaje Visual es un conjunto de herramientas y metodologías que generan aprendizaje e innovación. El Visual Thinking (conocido en español como «pensamiento basado en imágenes») va más allá de los trazos: es un idioma. Y como tal, tiene su sintaxis y morfología y permite la colaboración en los equipos: es el idioma común que permite conectar ideas, motivaciones, alcanzar soluciones y visualizar escenarios posibles.
Como en todo lenguaje, antes de hablar hay que escuchar con mente, corazón y manos atentas y después lo expresamos con sencillos dibujos. Y entonces, lo complejo se hace tangible y comprensible: al ver, entendemos de forma casi intuitiva. Cuando nuestras palabras y pensamientos se expresan a través del dibujo, tomamos mayor conciencia de lo que está ocurriendo en ese espacio, lo entendemos mejor y podemos trabajar, conjuntamente, sobre una realidad que se puede tocar.
¿Cómo puede ayudar el visual thinking a mi organización?
Todas las personas participamos con otros en diferentes realidades profesionales, asociativas, de ocio… Somos parte de equipos más o menos formales y en todos necesitamos comunicarnos, reflexionar y tomar acción. Por eso tanto para colaborar a la reflexión estratégica de equipos directivos, como para resolver un conflicto entre adolescentes, el pensamiento visual ofrece un vasto campo de herramientas y procesos. Nosotros hemos sido facilitadores usándolo en la educación de adolescentes impartiendo talleres para mejorar técnicas de estudio; en organizaciones sociales como herramienta de resolución de conflictos; y en empresas para desarrollar proyectos como el caso de la imagen superior que pertenece al proyecto Polígono Circular del Polígono de Villalonquéjar en Burgos.
Si no lo veo, no me muevo
No hablamos pues, de hacer arte con el visual thinking (aunque algunos facilitadores gráficos deberían ser considerados al nivel de los grandes pintores, ilustradores o escultores). No hace falta saber dibujar para hacer visual thinking. Hablamos de practicar un lenguaje que invita a la acción, que facilita el cambio. Y si este cambio genera un impacto positivo, podemos decir que cerramos el círculo. Necesitamos ver, para hacer. Necesitamos ver, para SER. Y lo explica mucho mejor, la gran Miryam Artola en su charla TED, «Si no lo veo, no me muevo».
PD. Ahora lo siguiente es que nos pidas consejo para cómo comenzar con visual thinking. Nosotros estamos deseando escucharte y acompañarte en ese viaje. Si quieres ver alguno de nuestros trabajos, te invitamos a visitar el perfil de Instagram @marturaleza.